Jueves 19 de enero
Desayuno de tortas, zumos y batidos en colaboración con el AMPA
10.00_____ INFANTIL
10.30_____ 1º,2º Y 3º PRIMARIA
11.00_____ 4º, 5º Y 6º PRIMARIA
12.00_____DESFILE DE TAMBORES Y CORNETAS (inicio planta de primaria)
A CONTINUACIÓN, REUNIÓN EN EL HALL DE INFANTIL.
SAN ANTÓN
17 de Enero es el día de San Antón, patrón de los animales-
Sea cuando sea, por San Antón es costumbre bendecir a nuestras mascotas pero, ¿de dónde proviene esta tradición?
Según las escrituras religiosas cristianas, San Antonio es representado por un cerdo, un perro y un gallo. De esa representación deriva que antiguamente se invocara a San Antón para proteger los campos y los animales los protegiera de las pestes. Con el paso de los años, se le ha seguido pidiendo por la salud de nuestros animales domésticos.
Profundizando un poco para conocer un poco más a este santo al que le pedimos, año tras año por nuestras mascotas, os cuento un poco sobre su historia.
Nació en el seno de una familia acaudalada. Tras el fallecimiento de sus padres, vendió todo y lo repartió entre los pobres. Desde ese momento llevó una vida de monje, apartada, llena de constantes viajes, meditaciones y penitencia.
Falleció a una avanzada edad, se dice que alcanzó los 105 años de edad y se desconoce donde está enterrado su cuerpo.
Durante su vida atendió a muchas comunidades monacales en Egipto, de hecho, se le considera el primer fundador de la vida monacal.
Su relación con los animales no es otra que les apasionaba y se encargaba de cuidar tanto animal que se le acercaba. Si el animal estaba herido lo curaba y hasta que no estaba completamente curado no lo dejaba marchar.
Actualmente, en honor a este Santo, se siguen bendiciendo a los animales, siempre fuera del templo y por un sacerdote.
SAN SEBASTIÁN
Nació en Narbona (Francia) en el año 256, pero se educó en Milán. Cumplía con la disciplina militar, pero no participaba en los sacrificios paganos por considerarlos idolatría. Como cristiano, ejercitaba el apostolado entre sus compañeros, visitando y alentando a otros cristianos encarcelados por causa de su religión. Acabó por ser descubierto y denunciado al emperador Maximiano (amigo de Diocleciano), quien lo obligó a escoger entre poder ser soldado o seguir a Jesucristo.
El santo escogió seguir a Cristo. Decepcionado, el emperador le amenazó de muerte, pero Sebastián se mantuvo firme en su fe. Enfurecido, le condenó a morir. Los soldados del emperador lo llevaron al estadio, lo desnudaron, lo ataron a un poste, y lanzaron sobre él una lluvia de flechas, dándolo por muerto. Sin embargo, sus amigos se acercaron y, al verlo todavía con vida, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana llamada Irene, esposa de Cástulo, que lo mantuvo escondido y le curó las heridas hasta que quedó restablecido.
Sus amigos le aconsejaron que se ausentara de Roma pero Sebastián se negó rotundamente. Se presentó ante un emperador desconcertado, ya que lo daba por muerto, y le reprochó enérgicamente su conducta por perseguir a los cristianos. Maximiano mandó que lo azotaran hasta morir, y los soldados cumplieron esta vez sin errores la misión, tirando su cuerpo en un lodazal. Los cristianos lo recogieron y lo enterraron en la Via Apia, en la célebre catacumba que lleva el nombre de San Sebastián. Muere en el año 288.
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